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El agua que Buenos Aires no quiere ver. Foto: Telam |
Calles del área metropolitana bonaerense se transformaron en arroyos otra vez. En pocas horas diluvió casi la misma cantidad promedio de precipitaciones del mes, lo que saturó la capacidad de drenaje hasta de las obras inauguradas en agosto por el jefe de gobierno Mauricio Macri en la cuenca del Maldonado. El pronóstico augura más lluvias para las próximas horas aunque con menor intensidad y los vecinos afectados se apuran en proteger sus bienes, sea en sus casas, sus cocheras o sus lugares de trabajo.
Al respecto, en Buenos Aires, ciudad inundable, el economista Antonio Brailovsky -ex Defensor adjunto del Pueblo de la Ciudad y autor de ensayos ambientales como Historia ecológica de la Ciudad de Buenos Aires (Ed. Kaicron) de reciente lanzamiento- repasa la relación de la sociedad con las inundaciones, desde los tiempos de la colonia hasta la actualidad, basado en planos oficiales, crónicas y fotografías históricas.

De igual modo, pierde sentido el reclamo de obras por parte de comerciantes del barrio de Belgrano que olvidan que están ubicados sobre el trayecto del arroyo Vega que, aunque no lo vean, pasa entubado por debajo de sus pies.
Entonces una propuesta es que las políticas públicas partan de un reordenamiento territorial ambiental participativo que permita adaptarse a las características naturales del paisaje, en lugar de ignorarlas con "la ilusión de omnipotencia tecnológica". Un caso es el de los isleños del Tigre bonaerense, cuyas casas tienen tradicionalmente dos plantas para afrontar las crecidas o sudestadas sin necesidad de evacuarse, disponen de botes de emergencia para movilizarse y se corta el suministro central de electricidad para evitar electrocuciones en la vía pública.
Ver también:
Cuando la sudestada... ¿es noticia? (19/2/2012)
¿Urbanización a costa de un humedal? (3/2/2011)
Glup glup Buenos Aires (20/2/2010)
Temporal: la Calle que nunca dejó de ser Río (17/4/2007)
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